Un paraíso en la tierra. Así es Zicatela, Puerto Escondido, (¡Claro!, en México).
Desde que llegas a esta maravillosa playa, sientes una magia que viaja por el aire, que cada vez más invade tu cuerpo con una energía desconocida, pero muy rica.
Sin hoteles lujosos, más que bungalows y chozitas acogedoras que te hacen sentir como en casa, Zicatela esta llena de hermosos colores, gente muy amable por todas y cada una de las calles, surfistas bohemios y apasionados entre las olas, yoguis que parecen ángeles conectándose con Dios en la arena, fotógrafos que retratan el inquietante mar, gente como yo... que queda hipnotizada por la vibra tan pura que existe en esta playa.
Sin duda alguna les confieso que Zicatela fue la causante de que viva enamorada de la playa.
Me hechizó y me hizo sacar los mejores pensamientos y los mejores deseos de mi corazón.
Por la mañana me gustaba ir a caminar por toda la playa llena de una arena suave y clara hasta que llegaba a algún sitio que, rodeado de gente, parecía que había un lugar reservado solo para mí.
Me gusta llevar el cabello suelto y que se sienta libre, tal cual es, sin nada de plancha o secadora...
Igualmente, cero maquillaje; ¡Algo totalmente atrevido! jaja lo sé, pero la playa me hace sentir bella.
Mi lado Bohemio renació ahí con la guitarra de los chicos que estaban a mi lado, con flores, vibrantes colores y muchas lentejuelas.
La tarde parece un cielo que te pregunta tus más grandes sueños y personalmente en lo que terminaba de responderle... Había llegado la noche, abrazándome y diciéndome que confíe, porque si mi corazón en verdad lo quiere, lo tendré.
Para celebrar, fui a Kabbalah Bar, para tomarme una riquísima limonada, disfrutando de la compañía, del mar y de la luna.
Besoooos, Mily.
Todas las fotografías son tomadas por mí, a excepción de donde salgo yo :)
